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Oficinas sobre ruedas para que los vecinos de Nieva puedan seguir cobrando su pensión

Este pequeño municipio segoviano es uno de los pueblos por los que pasa el ofibus, una sucursal móvil que da servicio a la España vaciada e incluye todos los servicios que usamos habitualmente, desde dispensar o ingresar dinero en efectivo a realizar operaciones bancarias, solicitar un crédito o firmar pólizas

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J.M.Sánchez

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Vivir en un pueblo pequeño es sinónimo de tranquilidad, de estar en contacto con la naturaleza y de conocer personalmente a gran parte de los vecinos a los que les unen lazos muy especiales a pesar del éxodo de los últimos años. Pero también es una vida áspera con limitaciones en el acceso a los servicios básicos. Es la realidad que engloba la “España vaciada”. Un término que va ligado a los territorios interiores de regiones como Castilla y León, Extremadura, Aragón o La Rioja. Lugares con encanto donde hay muchas ausencias como un restaurante o una frutería. De hecho, muchos de esos negocios se agolpan en el interior de furgonetas y camiones, que los vecinos esperan como agua de mayo para poder comprar los productos que necesitan, desde el pan, la fruta o la carne. Y, desde hace algún tiempo, también sus finanzas.

Como respuesta a una necesidad existente en estos pequeños municipios, las entidades bancarias han puesto en marcha una flota de oficinas móviles para dar servicio a los vecinos. Han hecho un notable esfuerzo para mantener sus actividades en estos municipios con el desarrollo de servicios financieros diseñados y adaptados incluso al nivel financiero de los habitantes de los pueblos más pequeños, normalmente personas en edad avanzada que ni siquiera tienen teléfono móvil.

Los ofibuses dan servicio a pequeños pueblos de la España vaciada como Nieva, un municipio de 265 personas.

Gracias a estas oficinas rodantes, la banca ha llegado (sobre ruedas) a los pueblos del interior del territorio nacional. La iniciativa, impulsada por la Asociación de Cajas y Bancos creados por ellas (CECA), permite mantener así en estos lugares una sucursal que incluye todos los servicios necesarios para los clientes, desde dispensar o ingresar dinero en efectivo, realizar operaciones bancarias, solicitar un crédito o firmar pólizas. Un sinfín de oportunidades que tienen a mano todos los vecinos y que les permite llevar una vida más cómoda. Un ejemplo de ello se encuentra en Nieva, un municipio ganadero perteneciente a la campiña segoviana (Castilla y León) donde residen tan solo unas 265 personas, según el último dato del Instituto Nacional de Estadística. Un pequeño censo, como tantos otros en España, que requiere del dinero para comprar los artículos que necesitan sus vecinos.

Cada vez que una de estas oficinas móviles hace parada en la localidad es un día de fiesta para los vecinos. En medio de un mar de pinares, dos veces al mes acude uno de estos ofibuses. Los ciudadanos pueden, entonces, gestionar sus finanzas, pero es un fiel reflejo de una situación que vive España desde hace mucho tiempo. “La despoblación es un fenómeno demográfico, especialmente intenso en nuestro país, que acaba provocando la desaparición de los servicios básicos ante un éxodo imparable de clientes. La banca es parte afectada de esta situación pero, aún así, el compromiso del sector es seguir atendiendo a las poblaciones aisladas de la España vaciada desarrollando canales alternativos de atención como, por ejemplo, las oficinas móviles o la red específica de agentes financieros para zonas rurales, pero también alcanzando acuerdos con agentes no bancarios para que puedan dispensar efectivo”, sostiene Alberto Aza, portavoz de CECA.

La digitalización ha creado una necesidad para los usuarios de estos pueblos

La transformación digital de la sociedad es un hecho incuestionable que ha aportado enormes beneficios a la sociedad, pero a su vez ha provocado una gran brecha generacional. Sus principales afectados son las personas mayores. Y muchos de ellos residen en este tipo de poblaciones pequeñas con lo que se añaden más problemas a su ecuación. “El hecho de no tener una oficina comercial en el municipio de residencia no es equivalente a exclusión financiera. Con la digitalización puedes operar con el banco”, añade Alberto Aza, al tiempo que reconoce que la mayoría de vecinos que residen en estos pequeños municipios desconocen incluso cómo funciona un teléfono móvil inteligente, con lo que desde estas oficinas rodantes pueden incluso pagar sus recibos y extraer dinero en efectivo como están acostumbrados.

María Luisa Gorgojo es, además de alcaldesa de Nieva desde 2007, usuaria de este tipo de servicios bancarios. “Es un pueblo muy cómodo donde hemos tenido siempre todos los servicios, pero ahora vamos perdiendo muchas cosas porque queda menos población en estos últimos años”, añade. Hasta este año -recuerda- había un centro de enseñanza que ha tenido que cerrar al no cumplir con la ratio de alumnos necesarios para su apertura. En los últimos años ha sido testigo de referencia de cómo se cerraban muchos servicios y negocios en su localidad por la escasez de clientela o por la llegada de la jubilación a sus dueños. Un fenómeno imparable.

Pero esa misma situación se ha repetido también con las oficinas bancarias. Hay pueblos que no cuentan con una sucursal física. Los vecinos de Nieva, por ejemplo, tenían que desplazarse hasta hace poco a localidades colindantes como Santa María la Real de Nieva o Navas de la Asunción, a 3 y 10 kilómetros de distancia, respectivamente, para poder sacar dinero. Para ello, tenían que ingeniárselas de mil formas posibles, como pedir ayuda a otros vecinos que sí disponían de transporte propio. “En los pueblos hay mucha gente mayor que no conduce o se ha jubilado y no tiene coche”, reconoce la alcaldesa, quien aplaude el servicio de oficina móvil. “Es un proyecto sensacional porque permite a la gente hacer cualquier gestión financiera, incluso actualizar la cartilla de su pensión al día. La gente mayor está encantada porque es la manera que hay para que no tengan que pedir ayuda y ellos puedan venir por su cuenta”.

El servicio posee el respaldo de entidades financieras como CaixaBank, Abanca, Kutxabank, Ibercaja Banco y Unicaja Banco. Todas ellas atienden a unos 456.590 clientes que residen en pequeños municipios. Pablo Gómez Ortega, director de área de negocio de Segovia Centro Sur de CaixaBank, considera que una de las estrategias más importantes de este servicio de oficinas móviles es dar cobertura en zonas rurales. “Lo que intentamos es llegar al máximo de municipios posible para tener la mayor penetración y cumplir con este compromiso que tenemos de inclusión financiera en todo el entorno rural a nivel nacional”, manifiesta.

Pablo Gómez Ortega recuerda con emoción la primera vez que le comentó a las autoridades de un municipio que se ponía en marcha el servicio de ofibus. Fue en Burgos, donde está presente en 37 localidades. “Cuando surgió el proyecto lo que más nos preocupaba era no dejar ningún municipio donde no encontrábamos esa cobertura de una entidad financiera. Hablamos con todos los ayuntamientos donde nos ubicábamos y fueron todo facilidades, incluso nos ayudaron a buscar las mejores localizaciones del pueblo para que fueran totalmente accesibles para todos los ciudadanos”, añade.

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Un acto social donde los vecinos se encuentran

La llegada del ofibus al pueblo es un acto social porque se junta aquí bastante gente a la vez y montan una tertulia, hablando de lo que les ha sucedido a lo largo de la semana y teniendo la oportunidad de ponerse al día. Es una jornada muy esperada por los vecinos. “Es agradable salir y verlos hablar unos con otros y contar lo que ha pasado en la semana. Y así, por lo menos, pasan un rato agradable. Aquí se sientan en los bancos de la plaza. Es una situación más de tú a tú”, añade Gorgojo.“Nunca -dice Gómez Ortega- hemos tenido ningún problema; sino todo lo contrario. El ofibus es un servicio que el pueblo necesita y estábamos decididos a prestar ese servicio. La experiencia fue, y me tocó vivirla de primera mano, maravillosa”. A su juicio, es “una forma más de revertir a la sociedad esta parte del negocio financiero que es tan importante para nosotros”.

Como comercial de uno de los ofibuses, el trabajo de Carlos Plaza es esencial, ya que es la cara visible de las entidades financieras ante sus clientes en estas zonas despobladas. Es, sin duda, la persona que ayuda a los usuarios y les escucha. Y a veces casi ejerce de psicólogo, por lo que reconoce tener una cierta empatía. En su caso, recorre 44 localidades castellanoleonesas llenas de historias personales que dejan huella. “Es un trato principalmente con personas mayores, de 70 años para arriba. Tiene que ser un trato cercano, amable y empleando un lenguaje que ellos puedan entender”, asegura.

“El ofibus da mucha libertad a la gente. Las personas mayores no suelen coger el coche. Los servicios que tienen en los pueblos son muy escasos y necesitan el dinero para poder pagar en los negocios que, muchas veces, vienen incluso en camión como los fruteros”, explica. “No les puedes hablar de la misma manera que a los jóvenes, que tienen una mayor cultura financiera. Tienes que hacerlo lo más sencillo posible”. Gracias a estos equipos móviles, sin duda, se vertebran unas zonas donde la vida corre a través de ríos de tranquilidad.

  • Estadísticas

  •  Las oficinas móviles de las entidades asociadas a CECA recorren 4,3 veces el perímetro de la Tierra al año 

  •  Atienden a una población de 500.000 personas  

  •  Cuentan entre todas con 23 equipos móviles a nivel nacional 

  •  Están presentes en 598 municipios en España 

  •  Castilla y León es la región que cuenta con más implantación 

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con CECA. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.